lunes, 12 de julio de 2010

Raúl Barceló Barceló

Raúl Barceló Barceló (1929-2010) nació en Sonora, el 15 de junio de 1929, hijo único de su madre y padre. Fue nombrado por su madre con un solo apellido (Barceló) y él posteriormente se llamo Barceló Barceló, debido a exigencias en documentos oficiales.


Se casó con Marcela Lizarraga Guerra con quién llegó a residir en la Isla de la Piedra, Mazatlán, Sinaloa, México en 1974-75; mujer de ojos castaños, piel blanca y pelo rizado. Ella nació en la Isla de la Piedra y se fue a Tijuana donde conoció a Raúl, se enamoraron y se lo trajo a vivir a Mazatlán.


En los primeros años se dedicaron a la venta de raspados y refrescos en un pequeño establecimiento rústico. Posteriormente amplio su casa y en lo que sería la sala iniciaron una tienda de abarrotes en 1976-77, misma que atendía Raúl mientras que Marcela se dedicaba a la venta de raspados. Marcela murió en 1984 después de dos años de sufrir una parálisis de medio cuerpo a causa de una trombosis. El matrimonio no tuvo hijos y Raúl nunca se casó ni se juntó con ninguna mujer después de la muerte de Marcela.


Sus personas más cercanas fueron sus vecinos, el Sr. Carlos Sánchez Solis y familia, quienes compartieron momentos felices y críticos como la enfermedad. Esporadicamente recibió la visita de la sobrina de su fallecida esposa, Alejandrina, de Obregón, Sonora, hija de una hermana de Marcela.


Raúl murió 26 años después de su esposa, a causa del asma que venía padeciendo por muchos años. En los últimos meses de vida él perdió sus ganas de vivir y anhelaba morir para reunirse con su amada Marcela. Él decía que ella lo estaba llamando a su lado y que ya era la hora de irse, por lo que se negaba a recibir atención médica (20 de diciembre de 2009). Sus personas allegadas lo alentaron a seguir luchando, sin embargo su asma estaba muy avanzada y lo iba consumiendo día a día hasta quitarle la vida el 19? de marzo de 2010.


Esta historia es un pequeño pero merecido homenaje a un miembro de nuestra familia, en un esfuerzo por no permitir de muera con nuestra memoria. Siempre lo recordaremos Don Raúl.


Autor: Aceber Sancar


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