Rosaura fue una mujer que nació antes de tiempo, tenía un espíritu que derramaba un aire de libertad, una mirada profunda como si estuviera viajando fuera de si a través de las palabras. A Rosaura no le gustaba su nombre, le gustaba que la llamarán Rosita, y una vez que tuvo nietos, tampoco le gustaba que la llamarán abuela. Rosita deseaba vivir más años de los posibles y volver a la juventud de los 15 años. Sus 79 años parecían insuficientes para Rosita, para ella la vida se le había ido en un suspiro. Sus deseos de vivir la hicieron aferrarse a la vida en sus últimos momentos, haciendo parecer que literalmente la vida le era arrancada. Su corazón peleó hasta con la última chispa de vitalidad que le quedaba, reusandose a detenerse una y otra vez, y en su décimo suspiro, el corazón de Rosita se detuvo, dejando una gran tristeza en aquellos que lograron ver más allá de sus ojos. Descansa en paz, abuela.
Autor: Aceber Sancar
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